
Por: Mahi, Carolina Barahona
Cuentan las abuelas sabias, que antiguamente las mujeres de la comunidad se reunían en círculo para compartir experiencias en el profundo camino de ser mujer.
En algunos de los pueblos de antaño existían las “Tiendas de la Luna” a las cuales las mujeres acudían durante su periodo menstrual, a ofrendar su sangre de vida a la Tierra, así como también durante el momento del parto y post parto. Las mujeres eran asistidas por otras mujeres experimentadas que las apoyaban, ayudaban, guiaban y sostenían durante estos profundos momentos de la vida femenina, mientras otras mujeres, amigas, hermanas, se hacían cargo de sus deberes domésticos en la comunidad. En estas “tiendas de la luna” no solo se compartían experiencias, sino también desde lo profundo se entretejía sabiduría femenina. Madres, abuelas, hermanas, tías, amigas...todas unidas en una sola hermandad que sostenía a las mujeres como pilares fundamentales, para que estas pudieran sostener a los nuevos miembros y así integrarse en armonía con toda la comunidad y la naturaleza. Los ciclos de la mujer, al igual que los ciclos de la Luna y de la Madre Tierra vivenciados con reverencia y entendimiento de los ciclos mayores que danzan en el Universo.