Por: Isabel F. del Castillo
Del libro "La Revolución del Nacimiento"
Del libro "La Revolución del Nacimiento"
La episiotomía, o la incisión del perineo para aumentar la abertura vaginal,es otra de las prácticas obstétricas que siguió a la introducción de la postura tumbada en el parto. Sin ningún estudio que la avale y mucha evidencia científica en contra, la persistencia de la episiotomía de rutina es una de las grandes incógnitas de la obstetricia medicalizada. Supuestamente concebida para evitar lesiones, se practica indiscriminadamente a casi todas las mujeres, lesionándolas de hecho. Que un«cortecito limpio» previene las lesiones graves del perineo es uno de los mitos más arraigados entre muchos profesionales.
Sin embargo, hasta los niños saben que no hay mejor forma de desgarrar un tejido que hacerle, precisamente, un cortecito limpio. En realidad, muchos desgarros profundos corresponden precisamente a extensiones de la episiotomía. El principal argumento que apoya el uso de la episiotomía es que «previene desgarros». Pero hoy en día, se considera que las principales causas de desgarro grave son la posición tumbada, la dilatación forzada químicamente, los pujos dirigidos y, sobre todo, la propia episiotomía. Hace años, uno de los argumentos favoritos que esgrimían sus defensores era que la episiotomía prevenía el daño que para la cabeza del bebé suponía atravesar el canal del parto. ¡Como si la vagina fuera de cemento! Seguramente, la frecuencia del uso de los fórceps durante tantos años contribuyó a la popularidad de esta incisión.